Cada vez más, las compañías fomentan iniciativas para mejorarla movilidad sostenible. ¿Cómo? Ayudando a disminuir la huella que deja su actividad empresarial en el medio ambiente. Las organizaciones empresariales pueden movilizar a proveedores y trabajadores, empleados y directivos al desarrollar su actividad laboral. A veces, estos desplazamientos son ineficientes y contaminantes. Estas empresas pueden facilitar un código de buenas prácticas sobre movilidad sostenible y cultura laboral.

La empresa puede crear un plan de movilidad que reduzcan el impacto de movilidad de sus trabajadores, los proveedores e incluso los productos. En estos planes puede fomentar el uso del transporte público financiando el abono transporte, incentivar el uso de la bicicleta o el patinete, también compartir el vehículo privado entre empleados o fletar autobuses que salgan desde el mismo punto acordado.

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Además, se puede fomentar un híbrido entre teletrabajo y trabajo presencial para reducir los movimientos innecesarios. Quizás esa reunión presencial diaria puede realizarse por vía telemática de vez en cuando, o puede disminuirse su regularidad. Así se optimizarán los costes del desplazamiento, se organizará de manera más eficaz el tiempo de trabajo y habrá menos riesgos laborales, menos emisiones de gases. De esta manera, se implantará una cultura de responsabilidad entre los directivos que decidan cuándo trasladar el talento humano.

Puede impulsarse valores de marca y así co-crear una mentalidad de comunidad para construir un espacio de trabajo más sostenible que pueda trasladarse a otras etapas de la vida del trabajador. Una mayor conciencia puede marcar la diferencia. También puede cambiarse de proveedores a unos más responsables. ¿Cómo? A través de pequeños cambios en la elección del papel, la gestión de los desechos, el impacto de los productos empleados o el consumo energético.

El diálogo social abierto también fomenta la calidad de vida en el trabajo, a través de experiencias informales o networking. Involucrando a empleados y directivos aumenta la colaboración y también el conocimiento de las tareas, responsabilidades y necesidades del otro. Estas sesiones pueden tratarse en un ambiente distendido o con un facilitador o interventor que medie entre todas las partes. Los actores locales o los proveedores de la región también pueden formar parte de estas sesiones, pues pueden aportar ideas de gran valor.